domingo, 22 de noviembre de 2009

Los colores.

Nos avisan ya de pequeños e incluso lo notamos viendo a la gente, viendo como se mezclan entre ellos en un sinfín de combinaciones nunca antes imaginables: todo es posible, y lo que a mi no me guste seguramente otro alguien lo encontrará precioso.
Algunos prefieren el pez a la carne, y vemos como el chocolate es elegido con leche o sin ella (es más, existe gente a quien ni si quiera le gusta el chocolate). Sentirse más segura con zapatos de tacón, pisando fuerte, o estar más cómoda con unas bailarinas planas. Preferir hablar que escuchar, o escribir a dibujar o cantar. Los pantalones a las faldas, los silencios a las palabras, las mentiras a la verdad. El ayer al mañana, el riesgo a lo seguro. La luz a la oscuridad.
Los gustos, y para gustos los colores. Eso sí, antes de preferir una cosa u otra, un color u otro, hay que haber coloreado con cada gama de cada color, con cada tonalidad distinta, ya no con los típicos verde pino, amarillo limón y rosso valentino, sino que se ha de haber utilizado el cerúleo, el bordeaux, el turquesa, el índigo y el fucsia.
Hay que probar las cosas para poder opinar sobre ellas. Hay que sentirlas en nuestra piel, sin dejarnos influir por las opiniones de la demás gente que, a lo mejor, prefiere un ámbar por contra de nuestro púrpura.
Y sin más, de rebato, una tarde valiente veo que me quedan mil colores por escuchar, por comer, por palpar, por oler, y me propongo sentirlos hasta que no quepan en mi cuerpo más gamas cromáticas posibles. A partir de entonces voy a sentirlo todo para no ignorar nada más. Y lo hago.
Prefiero el dolor a la ignorancia, prefiero dos noches turbias a mil días brillantes, prefiero las arrugas y las cicatrices a la piel lisa y tersa, prefiero una amistad profunda a manos llenas de amigos, prefiero noches locas a días pausados, prefiero el abecedario entero que quedarme y mimar tan solo a una letra, prefiero chillar a dormir, prefiero entremedio que arriba o abajo y, más que nada, prefiero experimentar a esperar.
Me lanzo al vacío constantemente, apasionada de los riesgos y de los sentimientos a flor de piel. Amante de probarlo todo para escoger después a conveniencia. Enamorada, secretamente, de la vida.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Es mucho más.

Es más que una larga explicación o que mi particular ‘save tonight’ en cover. Es más que un beso después de semanas, más que una mirada profunda. Es más que un simple ‘te quiero’. Es más, incluso, que las cosquillas en las rodillas, que el dolor de barriga producido por carcajadas múltiples. Es más que el mejor de los orgasmos. Es más que un día de playa al lado de la persona que amas. Es más que un café con viejos amigos para ponerse al día. Incluso es más que los secretos contados a la oreja muy pero que muy flojito. Es más que escribir por pura inspiración. Es más que saber que puedes coger la mano, cuando quieras, a esa persona que hace que en tu estomago no dejen de volar mariposas. Es más que un amanecer en el campo. Es más que el mejor concierto del mundo. Es mucho más que las fotos que te hacen sonreír al verlas. Es más que la mejor fiesta nunca realizada. Es más que las conversaciones sinceras con personas desconocidas. Es más que las conversaciones estúpidas con personas a quien conoces. Es más que una partida de cartas esperando que se ponga el sol. Es más que una piscina en pleno mes de agosto o que un helado cerca del mar. Es más que un regalo inesperado. Es más que tu cama. Es mucho más que el silencio antes del primer beso. Es más que andar descalza por la playa. Es más que el mejor abrigo en invierno. Es más que una sorpresa. Es más que una idea brillante que hace cambiar los planes. Es más que llorar y reír a la vez. Es más que la complicidad. Es más que Botticelli i Da Vinci juntos. Es más que una estrella fugaz. Es más que proponerte un objetivo y lograrlo con éxito. Es más que un grito de animo y que un abrazo de comprensión. Es más que volar por encima de las nubes. Es más que unos ojos que te impiden dejar de mirarlos, unos ojos que te hipnotizan. Es más que el primer día de rebajas. Es más que los 5 minutos más. Es más que una vida juntos. Es más que la libertad. Es más que el amor por los niños. Es más que un buen libro, de esos que te hacen soñar.
Es más que todo esto, incluso de mucho más…

miércoles, 4 de noviembre de 2009

El colibrí no es solo otro pájaro.

El colibrí no es solo otro pájaro. Su corazón late 1200 veces por minuto. Aletea 80 veces por segundo. Si alguien detuviera sus alas, moriría en menos de 10 segundos. ¡No es un pájaro común, es un maldito milagro! Han capturado el movimiento de sus alas con millones de fotos. ¿Y saben qué vieron? Sus alas… y luego… ¿Saben la forma de qué símbolo matemático tiene el numero ocho? ¡Infinito!

martes, 27 de octubre de 2009

Ya nadie podría hacer nada por ellas.

Ya nadie podría hacer nada por ellas.
Aquellas infinitas mariposas habían decidido realizar el viaje de su vida y nadie, absolutamente nadie (ni nada), podría impedírselo.
Un cruce de miradas basta para que algunas de ellas empiecen a despertar. Después de las miradas: el acercamiento mutuo (obviamente provoca que más mariposas florezcan de la nada, de allí donde se creía que no podría volver a volar nada nunca más). Las mariposas no oyen, ni siquiera entienden, esas palabras que se producen entre sonrisas cómplices y carcajadas múltiples. Palabras absurdas que en realidad no quieren decir nada. Pero, aún así, esas palabras insignificantes son las que provocan que el estómago en cuestión esté repleto de mariposas ansiosas de volar.
El tiempo transcurre y los detalles que, a primera vista, podrían aparentar no tener nada de importancia, son los que hacen que los animalitos voladores empiecen a moverse en ese lugar oscuro. Lo que antes parecía imposible ahora es más vital y necesario que nunca. Cada caricia hace nacer otra mariposa más, otra más, otra más… El tiempo pasa y las mariposas están cada vez más convencidas de que el viaje que están a punto de realizar será el viaje de sus vidas. El viaje de su vida con mariposas en el estómago, que bonito. Ya no caben más mariposas, todas están preparadas para realizarlo, ese instante, inconscientemente, hace ya tiempo que se esta preparando. Falta poco para que las mariposas empiecen a salir y den vida a un nuevo amor.
De repente, con solo una caricia o un beso más, las mariposas empiezan a salir por los poros de la piel, por esa piel caliente y sonrojada. Seguras de lo que hacen y sin mirar atrás, salen dispuestas a vivir con el mayor amor posible.
No, ya nadie podrá hacer nada por ellas, volar es lo que más les gusta (y si es con las mariposas del otro estómago mejor).
A volar, se ha dicho!

viernes, 25 de septiembre de 2009

.

Todo se vuelve poco con solo desear otro poco más.



viernes, 10 de julio de 2009

Los nadies.

Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el
pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la
liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos.
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.

Los sueños olvidados.

Helena soñó que se había dejado los sueños olvidados en una isla.
Claribel Alegría recogía los sueños, los ataba con una cinta y los guardaba bien guardados. Pero los niños de la casa descubrían el escondite y querían ponerse los sueños de Helena, y Claribel enojada les decía;
- Eso no se toca.
Entonces Claribel llamaba a Helena por teléfono y le preguntaba:
- ¿Qué hago con tus sueños?